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Bravas y Mixtas

¿Juguetes sexistas o adultos sexistas?

Ideas y consejos para un uso adecuado de los juguetes

Los juguetes son muy importantes en la socialización de niños y niñas, sobre todo durante los primeros años de vida. Son herramientas imprescindibles para su desarrollo cognitivo, pero también para su desarrollo social.

Por eso es importante que los adultos con quienes se relacionan sean conscientes de su papel y responsabilidad. Elegir los juguetes o los espacios de juego contribuye a estimular su aprendizaje y sus habilidades personales, afectivas y sociales. De esa experiencia nacerán las identidades de niños y niñas y la forma de mirar el mundo que los rodea.

Desde Bravas y Mixtas queremos fomentar la reflexión y el debate en torno a los juguetes. Que nuestro trabajo sirva para liberar a los juguetes de las estrictas normas de género con las que hemos crecido la mayoría de nosotros. Estas normas sirven para construir muros, perpetuar estereotipos y roles que no ayudan al desarrollo libre de los niños y las niñas.

Los juguetes no son sexistas

Un juguete no es sexista, lo es el uso que los adultos hacemos de ellos. Los juguetes pueden reforzar estereotipos y debemos, entre todos, combatirlos. Estos estereotipos vinculan a los niños con sentimientos de independencia, fuerza o dominación, mientras que a las niñas se las asocia con debilidad, dependencia y pasividad. En definitiva, los juguetes, mal empleados, son un instrumento eficaz que enseñan a los niños y niñas a convertirse en hombres y mujeres dentro del canon patriarcal.

El color, otro gran debate

El color alimenta la segregación durante los primeros años de vida. Genera un binarismo: el color rosa para las niñas y el color azul para los niños. Sin embargo, este uso del color es arbitrario y bastante reciente. Hasta mediados del siglo XX el color de la infancia era el blanco, por su capacidad evocadora como símbolo de pureza e inocencia.

Este binarismo se puede observar en la estética de los juguetes, los escaparates de las tiendas, el diseño de los envoltorios, catálogos o anuncios. Esto no hace sino alimentar los estereotipos y separar los roles por género. Las niñas quedan relegadas a las tareas domésticas, los accesorios de belleza, las princesas o los cuidados, con niñas aprendiendo a ser madres, cocinar, limpiar, estar guapas o a esperar a ese caballero que las salve de las garras del dragón. En cambio los niños, con sus azules, rojos o negros, pueden soñar con coches, superhéroes o monstruos, construyendo un universo creativo mucho más amplio y libre.

El rosa no es de niñas. El azul no es de niños.

El tono, el otro gran caballo de batalla

La masculinidad se fomenta con mensajes potentes y directos, acompañados de iconografía desafiante y retadora: “persigue al ladrón”, “impresionantes técnicas de ataque”, “rugidos reales”. Sin embargo, el tono para dirigirse a las niñas es recatado y dulce, impidiendo así un desarrollo completo de su personalidad. Mensajes como “con portamuñecas trasero” o “dale el biberón y a dormir” reducen el espacio de juego y, por extensión, también sus posibilidades en el mundo real.

Es hora de cambiar

La gran batalla no es cambiar el juguete sino cambiar los elementos que lo acompañan. En primer lugar, la manera de anunciarlos, la forma en la que se envuelven o el objetivo por el que los adultos regalamos ese juguete y no otro. Liberar las formas y los espacios de juego, para que cada niño o niña, independientemente de su género, pueda desarrollar sus capacidades según sus gustos e ideas es la asignatura pendiente de padres, madres, familiares, amigos y tutores.

Es una tarea de todos y todas modificar este uso del juguete para que las niñas y los niños tengan a su alcance todas las herramientas de desarrollo y aprendizaje, en igualdad de condiciones.

Las cinco normas antes de comprar un juguete:

  1. El rosa no es de niñas y el azul de niños. ¡Cambia el chip!
  2. ¿Qué valores o destrezas quieres fomentar en tu hijo o hija? Es un buen criterio para comprar juguetes, sobre todo si sirve para incentivar la igualdad y el respeto a la diversidad.
  3. Comparte tu tiempo en el juego para transmitir valores a tu hijo o hija.
  4. Pide en tu tienda juguetes en función de la edad o los valores que quieras inculcar, pero no porque sea un niño o una niña.
  5. Si la caja muestra mensajes sexistas o desiguales, no los compres. Así haremos presión para que las marcas sean parte de la solución.
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